La tecnología y permitieron que dos exnovios separados por la vuelvan a contactarse, se miren las caras y concreten una cita tras setenta años de separación.

La historia de y comienza en 1944 cuando se conocieron a orillas del Río Támesis, en Londres. Ahí se hicieron novios pero tuvieron que separarse porque él se enroló en el ejército.

A pesar de las distancias, ellos mantenían comunicación por cartas, pero algunas no llegaban o tardaban demasiado. Así, Joyce Morris se enteró que Norwood Thomas fue destacado a Normandía y participaría en el histórico desembarco. En esos días decisivos de la Segunda Guerra Mundial perdieron contacto y sus vidas cambiaron rotundamente.

Joyce permaneció en Londres un tiempo. Luego se casaría y viajaría a Australia, donde viviría y formaría una familia. Tuvo dos hijos, pero seguía soñando con

“Tommy”, en qué hubiese pasado si aceptaba la propuesta que le hizo en su última carta: “Has de mi casa en Estados Unidos tu hogar”.

Pasaron muchos años y ambos enviudaron. Hace algunos meses, la mujer de 88 años miraba como su hijo buscaba información en su computadora y le pidió buscar el nombre Norwood Thomas. Google le arrojó como resultado una nota del diario The Virginian Pilot del 18 de octubre de 2010 que daba cuenta de un héroe de guerra que había luchado contra los nazis y estaba cumpliendo sus últimos deseos.

Fue en ese momento cuando Rob contactó a un periodista del periódico quien a su vez se comunicó con Thomas. “¿Joyce? ¡Dios mío!”, se sorprendió el veterano. Luego de varias conversaciones, los hijos de ambos decidieron contactarlos por Skype.

El 9 de noviembre pasado la tecnología permitió que pudieran verse las caras nuevamente.

- ¿Hola?, dijo Thomas. ¿Tommy?, replicó ella. Ese fue solo el comienzo del cruce de varias anécdotas y suaves reproches por su distanciamiento.

Ella le recordó lo “pícaro” que podía ser y él respondió que “aún podía serlo”. Todos los testigos de esa reunión digital, en Australia y en los Estados Unidos, sonrieron.

Ahora, ambas familias organizaron el reencuentro luego de que decenas de personas donaran a Thomas un total de 7.500 dólares para que pudiera volar a Australia para reencontrarse con Joyce. La aerolínea también hizo su parte: les confirmó que viajaría en primera clase y que podría hacerlo con su hijo Steve, quien lo acompañaría hasta Adelaide.

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