La compañía Natural Machines ha ingresado al mercado una impresora 3D especialmente para comida: Foodini.

Esta creación, a diferencia de una impresora 3D tradicional, en lugar de imprimir con plásticos realiza uso de ingredientes comestibles que obtiene de cápsulas de acero inoxidable.

“Es la misma tecnología”, señala Lynette Kucsma, representante de la empresa, “pero con los plásticos hay solo un punto de fusión, mientras que con los alimentos hay diferentes temperaturas, consistencias y texturas. Además, la gravedad trabaja un poco en nuestra contra, ya que los alimentos no mantienen la forma tan bien como el plástico”, detalló.

Sus creadores afirman que esta máquina es la única de su clase capaz de imprimir múltiples platillos ya sean dulces o salados.

“En esencia, se trata de una planta de fabricación de mini alimentos reducida hasta el tamaño de un horno”, dijo Kucsma, señalando que por lo menos en la etapa inicial, la impresora estará orientada principalmente a los usuarios profesionales de la cocina.

Luego, lanzarán una versión para los consumidores, a un precio de venta al por menor de más o menos 1.000 dólares.