Después de casi un año de agotadora campaña, los ciudadanos están llamados finalmente a votar en estas elecciones nacionales. Más de 238 millones de adultos con el derecho al voto en EE.UU., pero sólo 178 millones, tres cuartos, se han inscrito en el censo electoral.

Se trata de unos comicios especialmente reñidos y, según los analistas, el resultado de la votación podría demorarse hasta bien entrada la madrugada.

Los contendientes se han mantenido empatados hasta el final en todas las encuestas y aún el día de la votación, Romney aprovechará los últimos minutos para intentar atraerse a los indecisos en Ohio y Pensilvania, dos de los estados que podrían inclinar la balanza hacia cualquiera de los dos bandos.

Los estadounidenses acudirán a las urnas para renovar también todos los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 que componen el Senado, y elegir asimismo a los gobernadores de 11 estados y dos territorios libres asociados (Puerto Rico y Samoa).

Si la elección del presidente permanece completamente abierta, no se esperan cambios espectaculares en la composición del Legislativo. Según los sondeos y la mayoría de los analistas, la Cámara de Representantes seguirá bajo control de los republicanos.

Fuente: EFE