“Parece que los soldados del Ejército Libre de Siria están esperándome. Estoy muy feliz y también quiero verlos lo más pronto posible”, escribió Haruna Yukawa en junio, cuando regresó por poco tiempo a Japón.

“Quiero dedicar el resto de mi vida a los demás y salvar a mucha gente. Quiero dejar mi huella en la historia una vez más”, concluyó Yukawa antes de ser capturado por el Estado Islámico en agosto del año pasado.

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En abril del 2014 Yukawa pidió un préstamo y llegó a la ciudad siria de Alepo, donde conoció a militantes del Ejército Libre Sirio. Con el tiempo, los combatientes del ELS incluso le presentaron sus familias y lo alojaron en sus casas.

Se estableció una relación de amistad entre el japonés y los habitantes de la ciudad, que llegaron a darle un apodo árabe. Además, se encontró con Kenji Goto Jogo, el segundo rehén que aparece en el video del EI, un periodista con quién viajó en junio a Irak.

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La vida de este japonés no ha sido fácil: en 2005 su empresa quebró, él perdió la casa y durante un mes durmió en un parque de Tokio. En medio de su crisis existencial, su esposa lo salvó del suicidio y dos años después falleció por un cáncer.