El gris que cubría el sur de Manhattan, también el cuerpo de los supervivientes y de los cuerpos de rescate, era el de dos edificios pulverizados: Cemento, metales, plásticos, vidrios, cables, ordenadores. La explosión del combustible que iba en los aviones estrellados contra las torres provocó además incendios que perduraron tres meses en los escombros de la Zona Cero.

“Todos esos materiales fueron la fórmula para una enorme nube de material tóxico”, explica a ‘ABC’ Michael Crane, director médico del programa especializado de atención a las víctimas del World Trade Center en el hospital Mount Sinai.

“No sabemos el contenido exacto de esa nube de polvo, pero sí de lo que se posó en el suelo, y había muchos materiales que entendemos que son carcinógenos”, prosigue.

Miles de personas estuvieron expuestas a ese “caldero de bruja real, sopa de material tóxico”, como lo definió en 2011 el doctor Philip Landrigan, también de Mount Sinai.

“El polvo de cemento tiene un pH de entre 10 y 11, lo que equivale a inhalar líquido para desatascar tuberías”.

En los meses y años siguientes a los ataques, se les unieron los trabajadores en la reconstrucción de la Zona Cero.

“Los primeros en acudir tras los ataques no tenían protección respiratoria. Literalmente respiraron y se tragaron esa nube tóxica”, explica ahora Crane. Los efectos fueron inmediatos: Dolores de pecho, tos persistente, reflujo e irritación gastrointestinal, indigestión… Con los años, la factura de los ataques del 11-S cada vez es más costosa.

Según el último recuento en Mount Sinai, el cáncer afecta a 1.655 de los policías, obreros, voluntarios y funcionarios que colaboraron en la reconstrucción de la Zona Cero. A ellos se suman los 863 bomberos y técnicos de emergencias que también sufren la enfermedad y que reciben tratamiento en un programa de salud distinto. El total suma 2.518 casos, más del doble e los que se registraban el años pasado, 1.140.

A la ciencia médica le faltan muchas respuestas sobre el funcionamiento del cáncer, y el caso de las víctimas del 11-S no es una excepción. El doctor Crane reconoce que no es posible establecer una causa directa entre la exposición a la nube tóxica y los casos de cáncer. También concede que hay más posibilidades de diagnosticar y tratar la enfermedad con las personas que acuden con frecuencia al hospital y a realizar chequeos, como ocurre con los trabajadores de la Zona Cero.

Pero no niega que hay signos que indican que podría haber una relación. Los cánceres más habituales en los pacientes de su programa médico (próstata, tiroides, leucemia y mieloma múltiple) tienen que ver con la exposición a la nube tóxica.

Fuente: ABC