Cuando el hombre entra a su hogar, el can mueve la cola desesperadamente, lanzando aullidos y da de lengüetazos al militar.

Es tan efusiva y tierna su reacción, que el hombre tiene que sentarse en un sofá para abrazar a su fiel amigo canino.

La esposa del militar, Sarah Daugherty, grabó el tierno reencuentro que sin duda refleja el gran amor que sienten los perros hacia las personas.