En octubre del año pasado, en la ciudad de St. Louis, el departamento de Policía lo detuvo luego de que una persona lo denunciara por haberla contagiado de sida intencionalmente. Por esos días casualmente se conocieron cuatro casos similares.

Investigadores policiales descubrieron que Michael L. Johnson guardaba en su computadora personal, videos sexuales de él mismo teniendo relaciones sin protección con 31 hombres distintos. Entre estos compañeros de la Universidad, y otros que conoció a través del internet.

Ninguna de estas personas que mantuvo relaciones sexuales con él fue consciente de que estaba siendo filmada, ni de que Johnson era portador del virus del VIH.

Bajo el seudónimo de “Tiger Mandingo”, el joven de 21 años, conquistaba en las redes sociales. Como herramienta de seducción, exhibía fotos suyas semidesnudo, mostrando sus músculos o haciendo ejercicio.

“Muchos de los videos fueron filmados en su cuarto del campus universitario”, aseguró Tim Lohmar, el fiscal que está a cargo del caso, en diálogo con la cadena KMOX.

Y pidió encarecidamente que cualquier persona que haya tenido contacto sexual con Johnson concurra a la policía del distrito para contar su historia. “No es sólo una cuestión de seguridad personal, sino de seguridad pública”, señaló Lohmar.

No es casual el pedido público. El principal problema con el que se están topando los investigadores es que, por vergüenza a ser estigmatizados y discriminados, muchos de los jóvenes que fueron víctimas de Johnson prefieren permanecer en el anonimato.