Castro, de origen puertorriqueño, se enfrentaba a casi 1.000 cargos, entre ellos dos de homicidio agravado por supuestamente golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto.

Amanda Berry, Michelle Knight y Gina DeJesus estuvieron con cadenas atadas a los tobillos, solo tenían acceso a inodoros de plástico colocados en los dormitorios, “que rara vez se vaciaban”, y únicamente eran alimentadas una vez al día.

Las tres mujeres reflejaron en diarios los abusos sexuales y psíquicos a los que eran sometidas por Castro, quien en una ocasión las mantuvo encerradas en un vehículo durante tres días mientras tenía una visita en su casa.

El pasado 6 de mayo, en un descuido de Castro, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos y un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada.

Berry dijo a sus rescatadores que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesus, desaparecida en 2004 con 14 años; Knight, cuyo rastro se perdió en 2002, cuando tenía 20; y su propia hija, de seis años, fruto de los abusos de Castro.

Fuente: EFE