El hombre de 74 años ya había pasado casi toda su vida de adulto tras las rejas, por lo cual no resultará sorpresivo si este jueves es condenado por el atraco a la sucursal financiera que cometió en febrero del año pasado. Sin embargo, sí causó asombro el motivo de esta persona para asaltar el banco: extrañaba la prisión.

Luego de haber abandonado sus estudios cuando iba a la escuela secundaria, el anciano llamado Walter Unbehaun se dedicó a tiempo parcial a la reparación de bañeras.

Posiblemente no sea el primer convicto que después de pasar mucho tiempo en la cárcel prefiera la voz malhumorada de un celador que vivir en el exterior, lo que tiene sus complicaciones.

Sin embargo, como vivía solo y se sentía infeliz, Unbehaun decidió cambiar su rutina y cometió un delito con la intención de que lo capturara la ley.

El 9 de febrero de 2013 entró en un banco del área de Chicago llevando un bastón, tras lo cual le mostró a una cajera un revólver que portaba y con una voz suave le dijo varias veces: “No quiero lastimarla”.

Con un botín de 4.178 dólares, el hombre se fue en su vehículo a un hotel cercano donde esperó la llegada de la Policía.

Cuando las autoridades lo hallaron en el estacionamiento del hotel, Unbehaun, calvo y corpulento, soltó su bastón, subió las manos y desconcertó a la Policía porque parecía feliz de que lo hubieran capturado, según documentos que presentaron su abogado y la principal fiscal del caso.

El juez en Chicago que sentenciará a Unbehaun afronta un dilema, según dijo la fiscal Sharon Fairly en un documento presentado en la corte. Si el magistrado envía a Unbehaun a prisión sería más una recompensa que un castigo para él, pero dejarlo libre sería peligroso porque intentaría cometer de nuevo otro delito.

Fuente: Infobae.com