La enfermera Teresa Romero, primera contagiada del virus del Ébola en Europa, abandonó este miércoles el hospital madrileño donde permanecía internada desde el pasado día 6 de octubre después de recibir el alta.

En su primera comparecencia ante la prensa la auxiliar de enfermería afirmó que “yo no sé lo que falló. Ni siquiera sé si falló algo. Solo sé que no guardo rencor, ni reproches”.

“Si mi contagio sirve para algo, para que se estudie mejor la enfermedad y pueda ayudar a encontrar una vacuna o mi sangre sirve para curar a otras personas, aquí estoy”, concluyó.

Romero, que contrajo la enfermedad cuando atendía al misionero español Manuel García Viejo, repatriado con ébola desde Sierra Leona, fue tratada con plasma de la religiosa Paciencia Melgar, sobreviviente de la enfermedad, aunque posteriormente también se le suministró el suero Zmapp.

La auxiliar de enfermería reconoció este miércoles el valor de la sanidad española y el trabajo de los sanitarios, aunque calificó de “nefasta” la dirección política de esta crisis sanitaria que ha vivido España.

Fuente: EFE