Lo que sería una cena para intercambiar bromas como dictaba la tradición, se convirtió en una extensión de los tensos debates que protagonizaron los candidatos .

la tradicional gala de la que se celebró en el hotel Waldorf Astoria cumple con una tradición de décadas para invitar a candidatos presidenciales a una cena que les permita reflejar su sentido de humor, sin embargo en esta ocasión las bromas se caracterizaron por ser demasiado ácidas.

Una vez más, como ocurrió en los tres anteriores debates, con bromas ácidas y agresivas demostraron una vez más que entre ellos no existe contemplación en su camino hacia la Casa Blanca.

Sin tregua de por medio, Trump le dijo “corrupta” a Clinton, que odia a los católicos o que tiene como jefes de campaña a todos los medios de comunicación de su país. En respuesta, la demócrata bromeó con los comentarios sexistas del magnate, que sus jefes de campaña siempre renuncian y con su conocido temperamento.