, que pertenecería a la fase de apogeo entre los 900 y 1,200 años después de Cristo y que en su final del periodo fue incendiado, fue descubierto en el complejo arqueológico cerro Luya, ubicado a 25 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, región Lambayeque.

En el lugar, ubicado entre los distritos de Manuel Mesones Muro y Tumán, se halló también vestigios de la cultura mochica, como el caso de una tumba de un adolescente y un horno de fundición de metales.

Walter Alva, director del Museo Tumbas Reales de Sipán, manifestó que estos importantes vestigios de las culturas Lambayeque y Mochica corresponde a los resultados de una corta temporada de investigación realizado en el complejo arqueológico de Luya, ubicada entre los valles Chancay y La Leche.

Precisó que la edificación se localiza en la parte media del promontorio rocoso ubicado al este del yacimiento. Las excavaciones develaron parte de la rampa de acceso y las plataformas escalonadas que forman el altar principal, de dos de las tres fases constructivas identificadas.

“El altar principal tiene una orientación este-oeste y en su segunda fase de construcción perteneciente a la cultura Lambayeque o Sicán Medio, fue incendiado completamente, cuyas causas son materia de investigación del equipo de Museo”, aseguró.

Alva refirió que respecto al incendio de este templo se manejan la hipótesis de que hay cambios sociales y también el abandono de un santuario que a veces implica su destrucción porque tiene un carácter sagrado. “Se puede ver quemado este templo en la parte de sus techos demostrándonos que hay cambios sociales en las antiguas épocas”, manifestó el investigador a la Agencia Andina.

El arqueólogo indicó que los resultados de esta intervención implicó un mes de trabajo donde se ha encontrado la identificación de tres componentes básicos en la arqueología como es la presencia de material tecnológico para la fundición de metales, un proceso de ocupación de diversas culturas que va desde lo inca hasta la época mochica.

Agregó que otras áreas de investigación excavadas en esta temporada develaron áreas de producción de metales (talleres) de la época Lambayeque Medio, viviendas, áreas donde depositan la basura doméstica y de producción artesanal.

“Se ha encontrado un horno de fundición de cámara doble que indica una actividad de extracción y laboreo de cobre para producir armas, herramientas y ornamentos. Esto ya es una demostración que aquí había una considerable población como demuestran los monumentos, pero también el componente religioso, hay plataformas y un santuario en la parte alta y sobre todo la ocupación con nuevos materiales y aporte que demuestra que hay un proceso de intercambio entre las diversas culturas”, destacó.

Alva resaltó, también, el hallazgo trascendente y que permitirá ampliar el conocimiento de la sociedad mochica fue la tumba de un adolescente colocado en la típica posición de los entierros mochica y conteniendo dos objetos de cerámica como ofrendas, uno de ellos es un pequeño cántaro con decoración incisa formando un rostro y el otro es una figurina con representación humana y el clásico estilo de las halladas en ciertos sectores de Sipán.

“Sin duda este descubrimiento permitirá ampliar el conocimiento del territorio ocupado por los mochicas, su relación con el abastecimiento de agua y el canal Taymi, así como diferentes perspectivas de la etnicidad mochica, el proceso del Horizonte Medio y los orígenes de Lambayeque en este valle”, informó.

Por su parte, el arqueólogo que dirigió este proyecto de investigación, Edgar Bracamonte, manifestó que en sitio se han encontrado evidencias tangibles e importantes de las culturas Lambayeque, Mochica y Chimú.

“Se ha recuperado cerámica mochica de una tumba, evidencias sobre las actividades de fundición, las herramientas de trabajo para el mismo; pero sobre todo la parte religiosa de este sector, no solamente es un área donde existen talleres de fundición, sino que en la parte alta, como suele ocurrir en la ideología andina, hay áreas donde se realizan cultos a los ancestros y divinidades”.

Se ha documentado un espectacular templo que le estamos denominando el “templo quemado de la cultura Lambayeque”. Además, se ha hallado restos de alimentación, es decir lo que consumían los artesanos.

“Esto nos permitirá comprender cómo funcionaba el Estado en Lambayeque y cómo se realizaban las actividades en el antiguo Perú. Comprender la organización social, política económica de la gente, como eran los gobernantes, cómo se organizaba la producción, si había dependencia del Estado, pues hay muchas teorías al respecto. Se ha encontrado evidencias en la parte baja de la cultura Cajamarca”, subrayó.

Alva resaltó que lo más rescatable del proyecto es la participación y el apoyo de la comunidad y autoridades, como el caso de la empresa Tumán, que demuestra que hay voluntad de iniciar un trabajo de investigación que va a aportar valiosos datos para la arqueología y que pueda ser el inicio de la puesta en valor de este gran complejo arqueológico.

Recordó que este complejo arqueológico estuvo abandonado y fue depredado por años, sin embargo, dijo que abarca una considerable extensión la que por iniciativa del arqueólogo Edgar Bracamonte y la institución museográfica apoyó la ejecución de un trabajo preliminar que fue iniciado sin presupuesto sino con la voluntad del equipo de trabajo y la participación voluntaria de 15 alumnos de la carrera de Arqueología de la Universidad Nacional Pedro Ruiz. (Foto: Andina)

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