Decenas de cubanos se enteraron de la retoma de relaciones bilaterales entre su país y Estados Unidos a través de la televisión.

Mientras hacían sus actividades cotidianas, los habitantes de la Isla miraban atentamente las pantallas de los televisores, donde Raúl Castro anunciaba que ambas naciones abrirán embajadas.

El mandatario cubano agradecía a Canadá y al Papa Francisco por ser intermediarios de las comunicaciones que sostuvieron varios altos funcionarios para llegar a los acuerdos.

“Hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto: el bloqueo económico”, aclaraba Castro, quien confirmaba además la liberación de tres agentes cubanos presos en Estados Unidos, así como las del contratista estadounidense Alan Gross y de un “espía de origen cubano” al servicio de Washington en Cuba.