Esta pequeña rana, con pecas oscuras en su vientre, sólo se encuentra en algunas zonas de Costa Rica y Panamá y figura en la “lista roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es decir, en peligro crítico de extinción.

La reaparición del anfibio fue documentada por el investigador Brian Kubicki, del Costa Rican Amphibian Research Center, quien encontró una población de rivularis en las faldas del volcán Turrialba, unos 60 kilómetros al este de San José.

La Isthmohyla rivularis era una especie común en Costa Rica y la región noroeste de Panamá, pero a finales de la década de los ochenta desapareció de sitios montañosos como Monteverde, Tapantí y Las Tablas (Pacífico) pero reapareció en la reserva de Monteverde en el 2007 y cerca del volcán Barva, al norte de San José, a principios del 2012.

Para Kubicki, lo llamativo de esta situación es que la rana apareció en un rango altitudinal diferente, siempre en ecosistemas de montaña, pero más alto de lo que se creía.

Es una especie que se caracteriza por habitar en zonas que se encuentran entre los 1.210 y 2.040 metros sobre el nivel del mar. No obstante, los hallazgos más recientes de esta rana se han dado a una altura de 2.300 metros.

El desplazamiento podría deberse, de acuerdo con el herpetólogo Alan Pounds, al cambio climático. Aclaró que aún hace falta información para decir con certeza que esa sea la razón en este caso específico.

Fuente: EFE