Podría ser su hija, tiene 50 años, uno menos que la Infanta Elena, pero ella es la verdadera dueña del corazón del rey honorífco Juan Carlos I de España.

Es la aristócrata alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, quien ha pasado de ser un ‘secreto’ celosamente guardado, a convertirse en un escándalo en el Palacio de La Zarzuela.

Rubia, bella, con una estilizada silueta, de gustos sofisticados y acostumbrada a moverse en los más exquisitos salones, la empresaria germana de origen danés es desde hace seis años el amor prohibido del monarca ibérico, quien el pasado 2 de junio abdicó el trono en favor de su hijo Felipe VI.

Corinna zu Sayn-Wittgenstein nació en Fráncfort del Meno el 28 de enero de 1964.

Estuvo casada con el aristócrata alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein, de quien conservó el apellido así como el título de princesa y el tratamiento de S. A. S. (Su Alteza Serenísima) a los que alega tener derecho mientras ella o su exmarido no contraigan de nuevo matrimonio. Sin embargo ella proviene de una familia de clase media.

¿Cómo surgió la relación?

El nombre de Corinna impactó en la prensa por primera vez en 2006 debido a su amistad con el rey Juan Carlos I de España, al que conoció ese año en una cena en Ditzingen, Alemania.

Corinna trabajó como responsable de la agencia Boss Sporting, encargada de organizar safaris de lujo para clientes de alto rango entre los que se incluía el rey de España.

El escándalo se desató cuando los medios internacionales aseguraron que Corina habría asistido al viaje a Botsuana en el que el rey se fracturó la cadera, el 13 de abril de 2012.