Quedaron petrificados para siempre en la última postura que adoptaron. Dinosaurios excepcionalmente bien conservados, primeros mamíferos, peces y reptiles yacen juntos en una especie de cementerio animal en el norte de China. Su muerte se produjo hace unos 120 millones de años cuando un volcán, como ocurrió con la ciudad de Pompeya, sepultó todo a su paso convirtiendo cada criatura viva en una estatua de ceniza. Lo ha descubierto un equipo internacional de geólogos y paleontólogos, algunos del Museo de Historia Natural de Nueva York y la Academia China de las Ciencias, que han publicado sus conclusiones en Nature Communications.

Los especímenes descansan juntos en la zona de la biota de Jehol, un antiguo ecosistema que existió hace entre 130 y 120 millones de años. Los trabajos de excavación en esta zona permitieron descubrir especímenes exquisitamente preservados que van desde plantas e insectos a peces y dinosaurios no aviarios.

La biota de Jehol se conserva en las formaciones rocosas de Yixian y Juifotang, en lo que antes era un paisaje de lagos y bosques de coníferas, rodeado de volcanes. Aunque los científicos han predicho desde hace tiempo que el vulcanismo ha desempeñado un papel importante en la formación de los fósiles que allí se encuentran, la causa de las muertes masivas y la historia de su preservación resultaba un misterio.

Como las víctimas de Pompeya

Los investigadores recogieron una serie de muestras de fósiles de aves y dinosaurios de varios lugares y los sedimentos en los que se conservaban para analizarlos. Utilizando técnicas de microscopía electrónica de barrido, difracción de rayos X y tomografía computarizada (TC), el equipo encontró que cada uno de los esqueletos se había incrustado directamente dentro de los flujos piroclásticos, las corrientes increíblemente rápidas de gas caliente y roca que acompañan a algunas erupciones volcánicas explosivas.

Aunque la preservación de los organismos durante las erupciones volcánicas pueden ser diferentes, los vertebrados examinados en el estudio se caracterizaran por mantener poses de enterramiento y evidencias de carbonización, similares a las asociadas con las víctimas de Pompeya y Herculano que murieron durante la erupción del monte Vesubio en el año 79. Los hallazgos sugieren que los flujos piroclásticos llevaron a estos animales a la muerte masiva, su sepultura y preservación.

“Los flujos piroclásticos son letales y sobre la base de estos resultados, podrían ser responsables de la preservación de otros grupos fósiles que están estrechamente relacionados con los depósitos de cenizas”, explica George Harlow, curador en el museo de Historia Natural. “La ceniza volcánica caliente provocó la quema, carbonización y momificación de los tejidos blandos, los cuales, como resultado, se hicieron más resistentes a la descomposición y se conservaron mejor”.

Fuente: ABC