La revista norteamericana Nature recordó que los seres humanos también, alguna vez tuvimos espinas del pene, pero la evolución se encargó de deshacernos de ellas. El estudio agrega que las espinas, aunque mejoran de la estimulación, también puede causar daño a las hembras durante el coito.

Además se comparó los genomas de humanos, chimpancés y el hombre de Neandertal. En los neandertales, como los humanos, se redujo el rasgo hace mucho tiempo, lo que lleva a los investigadores creen que las dos especies se han acoplado en algún momento.

Sin embargo, las hembras primates no humanos sólo son sexualmente receptivas durante la ovulación. En cambio, los seres humanos pueden tener relaciones sexuales por placer y esto no está limitado por el ciclo de la ovulación.