La llegada de la luz diurna ha permitido el despliegue de una docena de aviones y helicópteros para combatir el fuego desde el aire y también ha hecho posible dimensionar una catástrofe que ha arrasado cinco poblados cerros de esta ciudad, donde viven unas 250.000 personas y también se encuentra el Parlamento y la Armada de Chile.

Entre escenas de dolor y angustia, los vecinos de los lugares en donde el fuego ya ha sido apagado han comenzado a remover los escombros, mientras los equipos de emergencia, entre ellos 1.200 bomberos, siguen trabajando para intentar controlar las llamas, aprovechando también que el fuerte viento que sopló durante la noche ha amainado.

Alrededor de 700 damnificados pasaron la noche en una decena de albergues que fueron habilitados a toda prisa para acoger a las familias que perdieron su hogar, al tiempo que 5.000 viviendas quedaron sin energía eléctrica.

El fuego ya ha dejado varios muertos y muchas personas han sufrido sofocación por efecto del humo.

Fuente: EFE