En la pequeña localidad de Chatillon, en Bélgica, existe un cementerio de coches que fueron abandonados por los soldados que formaban parte de una de tantas bases militares que Estados Unidos tuvo en Europa tras la segunda guerra mundial.

Conforme fue pasando el tiempo muchas de estas bases militares norteamericanas se fueron desmantelando y los soldados regresaron a casa.

El regreso lo hacían en barco y en él los militares se llevaban todas su pertenencias y enseres; sin embargo, el costo de embarcar todos estos coches y trasladarlos hasta Estados Unidos, eran cerca de 500 coches, resultaba excesivo.

Al no hacerse cargo el ejercito del traslado, los oficiales dejaron sus coches en tierra para, posteriormente, hacerse cargo de ellos y pagar su traslado. Sin embargo, ni uno sólo fue reclamado. Se quedaron esperando sin que nadie los reclamara.

Fuente: dailymail.co.uk