La idea era filmar muy de cerca a la pequeña ardilla con su GoPro, pero David Freiheit no contaba con lo apetitosa que podría verse su cámara para el animal.

Con la intención de que el roedor se acercara, el hombre puso un trozo de pan junto a su GoPro y si bien dio resultado, no contaba con lo que sucedió después: luego de examinarla con cautela, la ardilla se llevó la cámara hasta lo alto de un árbol.

A partir de ese momento, las imágenes se vuelven rápidas y vertiginosas hasta detenerse en el propio Freiheit, quien, desde abajo, miraba perplejo cómo se invirtieron rápidamente los papeles.

Finalmente, la ardilla decide que la GoPro no es comestible y la deja caer al suelo para alivio de su dueño.

El divertido momento ocurrió en Montreal, Canadá, y puedes verlo en el video de esta nota.