Mariza Ruelas es una madre de familia de 37 años que actualmente afronta un delicado asunto judicial que podría costarle una condena a prisión efectiva. La mujer, que reside en California, corre el riesgo de ir un año a la cárcel por tener un negocio de comida (venta de y otros platos) en redes sociales sin contar con la debida autorización.

La situación de Mariza Ruelas se complicó cuando fue descubierta, en el marco de una investigación en la que participaron agentes encubiertos, vendiendo un plato de cebiche a través de . La joven madre de seis hijos fue incluida en una lista de personas acusadas de vender alimentos y comida en 2015 a través de una página de Facebook denominada 209 Food Spot.

De acuerdo con la Procuraduría de San Joaquín, el condado californiano en el que se lleva el caso, Mariza Ruelas y los otros integrantes del referido grupo cometieron un delito al vender comida ‘delivery’ sin contar con una licencia de negocios y por no operar bajo las normas de salubridad establecidas por las autoridades locales.

A pesar de que a los miembros de 209 Food Spot se les ordenó suspender la venta y los intercambios de alimentos en el grupo, otros integrantes, entre ellos Mariza Ruelas, hicieron caso omiso y siguieron vendiendo comida, desobedeciendo a la autoridad y vulnerando las normas, según la fiscalía.

Si bien los acusados aceptaron un acuerdo de culpabilidad que incluyó un año de libertad condicional, 40 horas de servicio comunitario y multas de US$245, Ruelas no aceptó el trato al indicar que su actividad no es considerada un negocio y que tampoco lo hacía todos los días. Además, dijo que su castigo era mayor que el del resto y por eso decidió llevar su caso a los tribunales. La fiscalía defiende su posición de imponerle cargos que podrían poner en riesgo su libertad si es que la justicia la declara culpable.

Sherri Adams, jefe adjunto del condado de San Joaquín, indicó a que el caso ha sido “mal entendido y tergiversado” y que existen “riesgos significativos para la salud” detrás de la venta de alimentos en la forma en que Ruelas lo hizo.

“Nuestro objetivo es supervisar a las personas que operan este tipo de negocios fuera de su casa, porque podrían estar haciéndolo en un garaje sucio o en una cocina sin medidas de higiene”, afirmó.

“Soy comprensivo con la situación pero todo es acerca de la seguridad pública”, indicó, por su parte, Roger Clemens, profesor e experto en la regulación de la USC.

“¿Qué le diría a esa persona si su hijo consumo ese alimento y muere? Es un desperdicio de dinero, pero caramba, si era mi hijo o mi hija, me sentiría diferente”, expresó el especialista.

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