En medio de una manifestación en Río de Janeiro, un agente de policía se unió a los protestantes y dijo que se sentía avergonzado por la situación del país.

El policía se arrodilló frente al fuego, descargó su arma y la lanzó a las llamas. “¿Servir a un gobierno así?”, se preguntó. “¡Estoy avergonzado, maldita sea! ¡Me avergüenza nuestra situación!”, declaró.

Para controlar las manifestaciones el Gobierno brasileño autorizó el envío de tropas a los estados brasileños de Minas Gerais, Bahía, Ceará, Río de Janeiro y el Distrito Federal, donde habían solicitado reforzar la seguridad durante la Copa FIFA Confederaciones.

Ayer unas 50 mil personas salieron de nuevo a la calles de Sao Paulo y de las inmediaciones de Río de Janeiro para protestar por la subida del precio del transporte público, criticar la corrupción y reclamar mejores servicios.