Aunque nació pesando 3,750 kilos, durante los primeros meses de vida, Misael engordó 300 gramos por mes hasta llegar a un grado de obesidad que ahora le dificulta caminar y respirar.

Su madre, Josaine de Jesús, dice que cuando notó que comenzó a engordar, lo primero que preguntaron los médicos fue que si estaba comiendo de más. “Yo les dije que no le estaba dando nada que no pudiera comer”, afirmó la mujer.

Pero desde que cumplió un año, comenzó a subir de peso más aceleradamente, a razón de un kilogramo por mes. Hasta ahora, la familia no sabe exactamente qué es lo que causó este sobrepeso y aunque los endocrinólogos le diagnosticaron hipotiroidismo y comenzó a ser tratado, el niño no dejó de aumentar de peso.

Ahora el trabajo estará a cargo de un genetista, quien debe realizarle una prueba para confirmar si Misael padece un raro desorden genético. Pero debido a la condición económica de la familia, ellos no han podido cubrir el costo del examen, de alrededor de u$s600, por lo que están a la espera de que el Departamento de Salud lo apruebe.

Según el diario Excélsior, el examen sería para confirmar si el niño padece el síndrome de Prader-Willi. Ya con el diagnóstico en la mano, se podría comenzar el tratamiento del menor para salvarle la vida. “Los médicos nos han dicho que puede morir mientras duerme, porque no puede respirar bien. Eso nos tiene muy preocupados”, dijo la madre.