Más de un millón de personas tomó las calles de ciudades de todo Brasil para protestar contra la presidenta, Dilma Rousseff, y para clamar “basta” a la corrupción que carcome la petrolera Petrobras y otros organismos públicos.

La marcha más numerosa se dio en Sao Paulo, donde cerca de un millón de personas se congregó en la céntrica Avenida Paulista, convocado por grupos opositores sin vínculo declarado con partidos políticos.

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En decenas de ciudades, entre ellas Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte (sureste), Fortaleza (noreste) y Porto Alegre (sur) hubo concentraciones de al menos decenas de miles de personas, que pusieron en evidencia el creciente descontento de las clases medias con el Gobierno brasileño.

En una rueda de prensa para hacer balance de las protestas, el titular de la Secretaría General de la Presidencia, Miguel Rossetto, afirmó que en las manifestaciones participaron “mayoritariamente sectores críticos” al Gobierno que en las elecciones del pasado octubre “no votaron” a Rousseff.

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La gran mayoría de manifestantes en todo el país vestía ropas amarillas y verdes, colores de la bandera brasileña, y no llevaba distintivos de partidos políticos.

El punto común de todas las marchas fue el rechazo frontal a la corrupción, en especial del caso Petrobras, que los manifestantes achacaron en gran medida al Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff y del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que tiene el poder desde 2003.

Fuente: Agencia EFE.