El gobierno brasileño confirmó que su servicio de inteligencia espió a diplomáticos estadounidenses, rusos, iraníes e iraquíes, así como propiedades de esos países, aproximadamente hace una década en la capital Brasilia.

La vigilancia relativamente menor fue reportada por el periódico Folha de Sao Paulo, en base a documentos de la agencia de inteligencia brasileña que obtuvo de una fuente no revelada. Estas revelaciones obligaron al gobierno brasileño a defender sus labores de espionaje.

El Gabinete de Seguridad Institucional de Brasil, que supervisa al servicio de espionaje Abin, explicó en una declaración enviada por correo electrónico que todas las operaciones mencionadas en Folha “se atuvieron a la ley brasileña para la protección de los intereses nacionales”.

El comunicado agregó que Abin “desarrolla actividades de inteligencia para la defensa” de Brasil y para la “soberanía nacional, en rigurosa observación de los principios constitucionales y las leyes que garantizan los derechos individuales”.

Dean Cheves, vocero de la embajada estadounidense en Brasil, no hizo comentarios sobre el espionaje de Abin en esa sede diplomática.

Pero sí indicó que la oficina fungía como una estación repetidora de los radios portátiles que porta el personal de la embajada, los cuales llevan esos aparatos como reserva para emergencias o en caso de que falle el servicio telefónico móvil.

El pasado 17 de septiembre, la presidente brasileña Dilma Rousseff decidió no realizar la visita de Estado que estaba prevista para el 23 de octubre a Washington, en una clara señal de descontento tras los espionajes llevados a cabo por agencias de inteligencia norteamericanas en Brasil.

Fuente: Infobae.com