Una madre que había consumido grandes dosis de drogas y alcohol encerró a sus tres hijas y les prendió fuego, mientras llamaba por teléfono a su esposo para que escuchara los gritos de las pequeñas, en Lennik, Bélgica.

La mujer, Thioro Mbow, llamó al celular a su esposo Hellmut Ulin, de 38 años, jefe de una construcción, para que escuchara el horror bajo el que estaban sus hijas mientras su esposa le decía: “Puedo escuchar sus gritos, pero no voy a hacer nada para salvarlas”.

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La mujer de 35 años había recibido una carta del abogado de su esposo demandando la completa custodia de las niñas.

“Nunca voy a darte a mis hijas”, gritaba la mujer por teléfono.

El padre se dirigió a toda velocidad a la casa en Lennik y llamó a su hermana para que llegara antes, pues vive cerca del lugar del incidente, sin embargo ya era demasiado tarde.

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Al llegar, sus tres hijas ya habían muerto. “Diez minutos de gritos y todo se acabó”, dijo la esposa.

Los servicios de emergencia y la policía arribaron al lugar, los vecinos aseguraron que la mujer estaba bajo el influjo de drogas y alcohol.