El presidente de , , regresó a Washington tras sus vacaciones navideñas para iniciar un último año de mandato con el delicado desafío de controlar la venta de armas por decreto y cementar su legado frente a la oposición del Congreso.

Barack Obama, que ha dicho que comienza este 2016 “animado” y con ganas, se reunirá con la fiscal general, Loretta Lynch, para abrir un proceso de tres meses en el que determinarán qué decretos ejecutivos – de espaldas al Legislativo – pueden ser viables para universalizar los controles de antecedentes para la venta de armas.

La medida que podría cobrar más fuerza es exigir la revisión de antecedentes para las ventas de particulares con gran volumen de transacciones, reduciendo así un punto ciego para los reguladores en la compraventa de armas.

Este tipo de actores deberían registrarse, algo que muchos no hacen pese a ser habituales de ferias de armas donde realizan un gran número de ventas sin control.

En Estados Unidos, las ventas de armas entre particulares no requieren revisión de antecedentes criminales y de salud mental, por lo que un gran volumen de adquisiciones de “aficionados” escapan al control de las autoridades federales.

Esta decisión ejecutiva contará con la oposición del Congreso, dominado por los republicanos, y será el punto de partida de una batalla que puede repercutir en la aprobación de otras leyes en un año electoral en el que Barack Obama se centrará en pulir su legado de ocho años en el Despacho Oval.

En su retiro navideño en su natal Hawai, Barack Obama se dedicó a preparar también su último discurso del Estado de la Unión del próximo 12 de enero, en el que intentará aclarar sus planes con las tareas inacabadas de su mandato y delinear las prioridades de la narrativa de campaña electoral en la que el presidente ha dicho que tendrá una participación activa.

El control de armas ha sido una batalla perdida para la Casa Blanca desde que en diciembre de 2012 un joven con problemas mentales y armado con rifles de asalto acabara con la vida de una veintena de niños de entre 6 y 7 años.

Barack Obama intentó que el Congreso aprobar mayores controles y limitar la venta de rifles y cargadores de alta capacidad, pero se encontró con la oposición de la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA) y congresistas de ambos partidos.

En el año 2015, hubo casi tantos tiroteos en lugares públicos como días, elevando las preocupaciones por una tendencia que no se da en ningún otro país desarrollado.

El mandatario se arriesga ahora a que la afrenta al Congreso sea utilizada en su contra en otras políticas que necesitan el sello del Legislativo, que jugará sus cartas en clave electoral.

Por el momento, el liderazgo republicano del Congreso ha dicho que sus prioridades para 2016 van a ser de nuevo suspender partes de la reforma sanitaria de Barack Obama de 2010 o acabar con los fondos federales para los centros de planificación familiar de Planned Parenthood.

Una de las piezas claves de legado de Barack Obama que necesitará el visto bueno del Congreso es el cierre de la prisión de la Base Naval de Guantánamo (Cuba), creada por George W. Bush y que el presidente actual prometió cerrar desde que llegó al poder en 2009.

Fuente: EFE


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Posted by Peru.com on lunes, 4 de enero de 2016