El animal apareció hace ya cuatro meses en una playa de Australia, con múltiples heridas que probaban que había sido atacado y comido por otra criatura de mayor tamaño. El tiburón blanco, que estaba siendo monitoreado para un estudio, tenía una longitud de casi 3 metros.

Los datos recogidos por el sensor indican que en momentos de su muerte, el escualo sufrió un abrupto ascenso de la temperatura y descendió 580 metros en las profundidades del mar. Una de las posibles explicaciones de la subida de la temperatura es que habría permanecido en el sistema digestivo de otro animal de mayor porte.

El caso será expuesto en un documental que prepara el Smithsonian Institute para la cadena ABC. El autor de Hunt for a Super Predator fue Dave Riggs, quien se señaló: “La pregunta que no sólo venía a mi mente era ‘¿qué hizo eso?’. Obviamente fue comido. ¿Qué podría comer un tiburón de ese tamaño? ¿Qué podría matar un tiburón blanco así?”.

Sin embargo, la respuesta al misterio no sería la de un “monstruo marino”, como plantearon algunos medios australianos. Según explicaron científicos de ese país, “la víctima” habría sido devorada por otro escualo blanco de mucho mayor tamaño.

El documental, que será puesto al aire el próximo 25 de junio, mostrará cómo los tiburones más pequeños aceleran su velocidad de nado cuando uno más grande ingresa en su área de movilidad. Eso es lo que seguramente haya pasado en este caso, aunque el de 3 metros no habría podido escapar del mayor. ¿Los motivos de la mortal agresión? Desde un tema territorial, hasta de alimentación.

Fuente: Infobae.com