Sigrid Vestberg iba de camino a su casa en Brisbane, Australia, cuando se encontró con una serpiente en un árbol instantes después de que ésta hubiera terminado de “cenar”.

La extraña visión de la serpiente, que tenía la boca más grande que el propio ancho de su cuerpo, se debía a que se acababa de comer una zarigüeya, lo que llamó la atención de muchos curiosos.

Sigrid decidió sacar su cámara y grabar semejante espectáculo de la naturaleza.