Pinochet encabezó el golpe de las Fuerzas Armadas contra el presidente Salvador Allende, quien se suicidó con el fusil AK-47 que le había regalado el líder cubano, Fidel Castro.
El general, en su calidad de presidente de la Junta Militar de Gobierno, asumió el poder y fue nombrado oficialmente presidente de la República por sus integrantes en 1974.
La muerte de Pinochet se produjo antes de que pudiera responder ante la justicia por los miles de crímenes cometidos por la dictadura que encabezó.
Según estimaciones, unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de las que 1.192 permanecen como detenidas desaparecidas. Más de 28 mil opositores fueron torturados, según datos oficiales, y alrededor de 300 mil debieron exiliarse.
Al momento de morir, Pinochet estaba procesado como presunto autor de secuestros (desapariciones), homicidios y torturas en al menos tres casos por violaciones a los derechos humanos.
Asimismo, era requerido por fraude al fisco y uso de pasaportes falsos en relación con el descubrimiento, en 2004, de numerosas cuentas secretas a su nombre en el Riggs Bank de Estados Unidos y otros bancos del exterior por 26 millones de dólares.