Después de varios meses de discusiones en el seno de su familia, Ibrahim decidió perdonar la vida al asesino de su hermano, que había sido condenado por un tribunal de a morir decapitado con tres golpes de sable largo.

“Hice esto por complacer a Dios, sin exigir dinero a cambio del perdón”, confiesa en declaraciones a Efe este ciudadano de Arabia Saudí que solo se identificó con el nombre de Ibrahim.

En Arabia Saudí, donde en 2015 fueron ejecutadas 153 personas, una vez que las autoridades sentencian a un sospechoso de asesinato a la pena capital, solo el perdón de la familia de la víctima o el pago de cantidades millonarias puede salvarle la vida.

Ibrahim cuenta que su madre se pasó meses intentando convencerlo de que perdonara al culpable como muestra de clemencia.

“La brutalidad del crimen alimentaba en mí el deseo de venganza, por lo que rechazaba aceptar la petición de mi madre, así como las mediaciones que algunas personas efectuaron para que perdonara al asesino”, relata Ibrahim.

Sin embargo, explica que las súplicas y los llantos de los familiares del sentenciado le hicieron decantarse por el perdón.

“Fui ante el juez para renunciar al derecho de sangre”, dice Ibrahim, en referencia a la prerrogativa que recoge la sharía o ley islámica que otorga a los parientes de la víctima la posibilidad de perdonar al asesino bien a cambio de nada, o bien mediante el pago de una cantidad de dinero que en el islam se conoce como “deya”.

“No exigí la deya, lo perdoné (al asesino) para que Dios me recompense, pero le pedí al juez que lo obligue a abandonar la ciudad donde vivimos para que yo y mi familia no nos lo encontremos en la calle”, concluye Ibrahim.

Sin embargo, el caso de Ibrahim es excepcional, ya que la mayoría de las familias otorgan el perdón solo a cambio del pago de una alta cantidad de dinero.

En los casos de asesinato por error, la sharía determina una “deya” de 100 camellas, o su equivalente en dinero, pero en los casos de crímenes premeditados no hay una cantidad fijada, por lo que la familia de la víctima es libre de exigir lo que quiera.

Una “deya” de este tipo puede llegar a alcanzar las suma de 50 millones de riales saudíes, equivalentes a unos 11.750.000 euros o unos 13.300.000 dólares.

Esta situación ha convertido este tipo de pago en un “mercado del perdón” o como lo han calificado algunos medios de información nacionales: “negocios del castigo”, ya que la cantidad fijada para perdonar la vida no suele bajar de los 10 millones de riales saudíes, más de cuatro millones de euros.

Durante el año pasado, según los casos publicados en la prensa, fueron pagados en perdones el equivalente a 22,6 millones de dólares (unos 20 millones de euros), sin contar algunos casos en los que no se anunciaron las cantidades entregadas.

Un imam de una mezquita de Riad, el jeque Ahmed al Qarani, criticó en declaraciones a Efe las enormes “deyas” pagadas a cambio del perdón de la vida de un reo.

“Agotan a la sociedad, porque el dinero es recolectado entre los miembros de la tribu, por lo que muchos se ven obligados a contribuir para no quedar mal ante la familia del asesino, pese a que son personas de escasos recursos”, lamenta el clérigo.

En ese sentido, Al Qarani aconseja que el pago de la “deya” sea razonable, “porque la exageración es absolutamente inaceptable, ya que hace que la gente afronte gastos que están por encima de sus capacidades económicas”.

En septiembre pasado, la madre de un condenado a muerte por asesinato, pidió a la comunidad la donación de dinero para salvar la vida a su hijo, después de que la familia de la víctima exigiera una “deya” equivalente a ocho millones de dólares (siete millones de euros).

La Gobernación de Riad, la capital de Arabia Saudí, intervino para ayudar a la mujer, e instó a la gente a donar en una cuenta bancaria que abrió con esa finalidad.

Gobernadores y personalidades regionales o locales, incluso el rey, en alguna ocasión, han intercedido ante la familia de la víctima para que otorgara el perdón.

Si lo conceden, la familia clemente es homenajeada por el gobernador en una recepción oficial.

El fallecido rey saudí Abdalá bin Abdelaziz medió con éxito en 2013 en trece casos de asesinato y organizó una recepción en honor a las familias que otorgaron el perdón.

Sin embargo, hay familias que rechazan todo tipo de mediación o compensación económica e insisten hasta el final en el cumplimiento de la pena de muerte.

EFE

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