“¡Quiero a María, soy su madre! Quiero a María, nunca más la dejaré (marchar) a Grecia”, declaró Sacha Ruseva en su primera entrevista tras el anuncio de los resultados de las pruebas de ADN que confirmaron que es la madre de la pequeña.

“No vendí a mi hija, no conozco a esas personas” con las que se encontró a la niña, declaró entre lágrimas. “Cometí un error, pero no recibí nada de dinero”, insistió.

El ministro búlgaro del Interior anunció el 25 de octubre que los padres biológicos de María, descubierta en un campamento de gitanos en Grecia el 16 de octubre, son Sacha Ruseva y Atanas Rusev, de 38 años.

La madre confirmó que en 2009, cuando María tenía 7 meses, entregó la niña a una mujer que prometió cuidar de ella hasta que sus padres volvieran a buscarla.

El análisis de ADN corroboró que la pequeña rubia de ojos claros no tiene ningún parentesco con Eleftheria Dimopoulou y Hristos Salis, los gitanos que se presentaban como sus progenitores.

La investigación policial descubrió además que María, que tiene entre 4 y 5 años, estaba siendo preparada para casarse a los 12 años con algún miembro de la comunidad