Un estudio difundido por la revista Nature, indica que la fertilización del océano con componentes a base de hierro ha provocado la floración de fitoplancton dominado por complejos de especies microscópicas, arrastrando una cantidad considerable de dióxido de carbono hacia la profundidad marítima.

Este trabajo es una de las mayores y más detalladas pruebas de la llamada fertilización del océano, una práctica que está prohibida por la legislación internacional, pese a que la investigación está permitida, informó Infobae.com.

Una experiencia realizada en 2004, en los mares australes por un equipo dirigido por Victor Smetacek, del Instituto de Investigación Marina de Bremerhaven en Alemania, no ha logrado “evaluar con exactitud la duración de este secuestro” de CO2.

“Todos estos elementos nos conducen a la conclusión de que al menos la mitad de esta biomasa se ha ido mucho más allá de los 1.000 metros de profundidad y que una proporción sustancial sin duda ha llegado al fondo del océano”, señala el trabajo.