Con la información recopilada, el estadounidense recreó 12 comidas pedidas por distintos condenados a muerte de su país. Refirió que las opciones culinarias “suelen decir algo acerca de nosotros que a veces no podemos expresar fácilmente”.

“Cuando llegué por primera vez a todas estas peticiones, me pareció que era una idea muy fascinante poder entrar en las mentes de todas estas personas que estaban prontas a ser ejecutadas”, declaró Hargreaves a la revista Vice.