Sin embargo la noticia de que no murió en Galicia como se creía, sino en Ceuta, ya está confirmada.

Hasta hace algunos años se tenía la certeza de que Manuel Blanco, conocido como el primer asesino en serie de la historia moderna, pudo haber muerto en la cárcel de Celanova o en la prisión de Allariz.

Incluso muchos decían que había perecido en el castillo de San Antonio (A Coruña), por allá en el año 1854, sin tener ninguno de los datos confirmados, según reseña 20 minutos.

Los investigadores gallegos, Félix y Cástor Castro, consiguieron confirmar, gracias a su labor, que Blanco murió el 14 de diciembre de 1863 en la fortaleza del Monte Hacho de Ceuta, a causa de un cáncer de estómago.

Según Francisco Sánchez Montoya, investigador e historiador ceutí, haciendo referencia a los datos de los investigadores gallegos, Blanco fue condenado a muerte a garrote vil, pero esta condena fue cambiada a cadena perpetua, por la reina Isabel III, luego de que leyera una carta de un hipnotizador francés que afirmaba que sufría licantropía.