Por primera vez , una reconocida publicación británica, realizó la medición de las 50 mejores universidades latinoamericanas, la cual tuvo los mismos parámetros que la que compara las de todo el mundo.

La Universidad de São Paulo y la Universidad Estatal de Campinas, ambas públicas, ocupan el primer y segundo puesto respectivamente, y un total de 23 centros brasileños aparecen en la lista de las 50 mejores.

Chile es el siguiente país con más representación, con la Universidad Pontificia – tercera – y la Universidad de Chile – cuarta -. México coloca otros dos representantes entre los 10 primeras: el Instituto Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de México (UNAM) para sumar ocho centros en la tabla general.

En este primer ranking regional, Times Higher Education ha seguido los mismos criterios de evaluación que lleva utilizando durante años para confeccionar su prestigiosa lista de las mejores universidades del mundo:

1. Enseñanza, que se centra en el ambiente de aprendizaje.

2. Investigación, su volumen, utilidad y reputación.

3. Citaciones, que demarcan el nivel de influencia de sus investigaciones.

4. Proyección internacional.

5. Transferencia de conocimiento.

La mayoría de los países latinoamericanos han ido aumentando los recursos destinados a educación durante la pasada década de bonanza económica. Chile, México y Brasil están a punto de acercarse o incluso superar a algunos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El aumento en inversión, sin embargo, no ha significado una mejora sustancial de la calidad de la educación. Además de lograr una mayor eficiencia en el gasto, la región afronta ahora también el reto de mantener la inversión en un contexto económico menos propicio, marcado por el hundimiento del precio de las materias primas y las turbulencias en el mercado financiero.

Venezuela, que tiene un representante con la Universidad de los Andes en el puesto 41, es un ejemplo diáfano. Más de la mitad de los ingresos del Estado provienen del petróleo y atraviesa una aguda crisis con caídas del 7% del PIB el año pasado. El desafío será al menos mantener el formidable aumento en la inclusión universitaria que han logrado los gobiernos chavistas.

Según cálculos de la Unesco, cerca del 80% de los jóvenes venezolanos tiene hoy acceso a estudios superiores, cuando la cifra era de apenas el 30% en el año 2000.

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