1. Se deberá comunicar al tutor estudiantil y al jefe de su actividad laboral, por ser partes directamente implicadas en la decisión. Hay que tener en cuenta que algún día se puede faltar a clase por culpa de las tareas laborales o faltar al trabajo por exámenes o demás quehaceres estudiantiles.

2. Con una aceptación y entendimiento por todas las partes, se deberán, en la medida de lo posible, ajustar unos horarios que beneficien o perjudiquen por igual el entorno estudiantil y laboral.

3. Lo más importante durante este período es el diálogo constante entre ambas partes. En el trabajo deben entender que usted tiene exámenes, y su tutor debe comprender que usted está trabajando. Si ambas partes están contentas, el individuo sale ganando.

4. Deben marcarse unos horarios y seguirlos rigurosamente, dejando un tiempo de descanso o para dormir: las neuronas también deben descansar. Una persona mal dormida no rinde ni en el trabajo ni en los estudios.

5. Finalmente, si se opta por llevar este hábito de vida, tomar conciencia que compaginar estudios y trabajo no es sencillo y que requerirá mucha fuerza de voluntad y notables esfuerzos de concentración y organización. Sin esfuerzo no hay recompensa.

Fuente: Utilidad.com

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