No existe una receta mágica para refrenar el miedo que genera emprender, pero sí algunas apreciaciones que pueden servir si estás pasando por esta misma situación:

Piensa detenidamente

¿Quieres transformar este proyecto en un negocio? Acá no valen ambigüedades ni medias tintas. Responde de corazón ¿Sí o no?

Si tu respuesta es no, una opción totalmente válida no te fuerces a seguir este camino, tienes toda la libertad de optar por otras alternativas de crecimiento. Si tu respuesta es sí, entonces el temor a dar el paso proviene de otras razones más explicitas, que a partir de aquí intentaremos superar.

Vuelve a enfocarte

Piensa en lo que te motivó inicialmente. Vuelve a aquel lugar que disparó esa visión inicial. No esperes hasta estar 100% seguro. Ni el plan de negocios más perfecto puede asegurar el éxito de una empresa.

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¿Emprendes solo?

¿No será mejor estar acompañado en este proceso? Tener un cómplice aligera la carga. En estas instancias, se hace muy necesario tener a alguien más que esté tan comprometido como nosotros con el emprendimiento, especialmente para evitar los bajones motivacionales, y hacer más dinámico el proceso.

Pon una fecha de inauguración

Cronometrar el “lanzamiento de actividades” en un calendario y programar las tareas. ¡A empezar! A esta altura, ya estarás motivado. Haz las actividades de acuerdo a lo planificado. Comenzarás a ver resultados al acercarte cada día más a la meta final.

No te confíes

Nuevos miedos y cambios pueden aparecer. Logra identificarlos y volver a ejecutar estos pasos y en base a la experiencia ya trazada sobreponte a los retos que se te presente. No te quedes con el interrogante del “que hubiera pasado si”. Tus ideas son oro, así que no desaproveches la oportunidad de cambiar tu mundo. Es hora de transformar la realidad, ¡ponte en marcha, no hay tiempo que perder!

Fuente: Plusempresarial.com