1. No es necesario tener toda la casa amueblada desde el primer día. Lo ideal es ir comprando poco a poco muebles que se necesitan.

2. Busca la calidad en los muebles que más vayas a utilizar. Esto aplica sobre todo para camas y sofás, en los que vamos a estar muchas horas. Recuerda que estás haciendo una inversión en tu salud, así que no escatimes en este tipo de piezas.

3. Invierte más en la calidad objetos que vayan a estar en contacto contigo. Sobre todo en sábanas y en toallas, que tienen que ser bonitas pero también tienen que tratar bien a nuestras pieles

4. Acepta muebles de tus amigos. Aunque la casa que estés amueblando sea la definitiva, aprovecha la generosidad de tus amigos y consigue piezas “provisionales” mientras ahorras para comprarte la definitiva.

5. Mide la casa antes de comprar ningún mueble y llévate las medidas a todas partes. Nunca se sabe dónde vas a encontrar ese aparador ideal o esa estantería perfecta para el hueco que tienes.

Fuente: Decosfera.com