Una serie de acuerdos de libre comercio han entrado en vigencia en países latinoamericanos en los últimos días, pasando casi inadvertidos, según un reporte especial de América Eonomía.

El más importante de ellos es la asociación comercial que acaba de nacer entre la región centroamericana y la Unión Europea, un bloque regional que, por muy de capa caída que haya estado en los últimos años, tuvo un intercambio comercial de US$19.000 millones con Centroamérica en el 2012.

Los productos de Honduras, Nicaragua y Panamá pueden entrar al mercado europeo con arancel cero inmediatamente, por lo cual esas tres naciones tienen una leve ventaja sobre Costa Rica, El Salvador y Guatemala, donde la vigencia del tratado tardará unos meses porque deben resolver algunos problemas de denominación de origen o de legislación.

Junto con el tratado centroamericano, entró en vigencia también el libre comercio de Colombia y Perú con Europa. El intercambio comercial entre Colombia y la UE llegó a US$19.000 millones el año pasado, y se espera que la entrada en vigencia del arancel cero traiga al PIB colombiano un crecimiento adicional de 1,3 puntos porcentuales.

Se sabe que el comercio enriquece económica y culturalmente a los pueblos. Y la manera más fácil de incrementar el comercio es eliminar los impuestos a la importación de productos de otros países. Si los socios comerciales hacen lo mismo, las exportaciones entran al mercado externo sin pagar impuestos.

Pero si son tan claras las ventajas, ¿por qué, entonces, no hay libre comercio en el mundo? ¿Por qué los tratados de libre comercio hay que negociarlos durante años y suelen estar llenos de excepciones? En la gran mayoría de los casos, por causa de los grupos de presión.

Los sectores agrícolas de los países europeos y Estados Unidos, por ejemplo, han logrado obtener millonarios subsidios y mantener con vida industrias ineficientes con el argumento de que son estratégicas y que generan empleo.

Los países latinoamericanos, en su gran mayoría, saben hoy que el libre comercio les conviene. Por ello, ya han firmado tratados de arancel cero con Estados Unidos primero y ahora con Europa.

Pero lo que falta para que el libre comercio reine en el mundo, es un tratado de ese tenor entre los dos grandes bloques de Occidente: Estados Unidos y Europa. Ambos han firmado numerosos acuerdos de libre comercio con países menores, pero hasta ahora no han firmado el acuerdo de libre comercio que tendría más sentido de todos.

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