Lo complejo del estrés (y la ansiedad que lo acompaña) es que es una emoción absolutamente necesaria. Nuestros cerebros están diseñados de tal manera que actuamos hasta que sentimos cierto nivel de este estado emocional. De hecho, el estrés intermitente mantiene el cerebro más alerta y nos permite desempeñarnos mucho mejor. Mientras que el estrés no se prolongue, es completamente inofensivo.

Pero el estrés prolongado aumenta el riesgo de padecer enfermedades coronarias, depresión y obesidad, además de disminuir el rendimiento cognitivo. Por fortuna, casi todo el estrés es subjetivo y está bajo nuestro control. ¿Cómo lo mantienen a raya las personas más exitosas?

Aprecian lo que tienen

Tomarse un tiempo para agradecer lo que se ha conseguido es mucho más que lo “correcto”. También mejora tu estado de ánimo, pues reduce la hormona del estrés, el cortisol, en un 23 por ciento. Una investigación realizada en la Universidad de California encontró que las personas que trabajan diario para cultivar la gratitud experimentan un mejor estado de ánimo, mayor energía y bienestar físico.

Evitan preguntarse “¿y si hubiera…?”

Las oraciones formuladas con “¿y si hubiera?” echan leña al fuego de la tensión y la preocupación. Las cosas pueden tomar un millón de direcciones diferentes, y entre más tiempo pases preocupándote por las posibilidades, menos tiempo tendrás para centrarte en adoptar medidas que te calmen y regulen tus niveles de estrés. Las personas tranquilas saben que el “hubiera” sólo les llevará a un lugar al que no quieren o necesitan ir.

Son optimistas

Los pensamientos positivos ayudan a que el estrés sea intermitente, pues centran la atención del cerebro en algo que no provoca tensión. Cualquier pensamiento positivo te ayudará a enfocarte de nuevo. Cuando las cosas marchan bien y tu estado de ánimo es bueno, esto es relativamente fácil. Cuando las cosas van mal y tu mente se inunda con pensamientos negativos, esto puede ser un desafío. En estos momentos piensa en tu día e identifica una cosa positiva que haya sucedido, sin importar lo pequeña que haya sido. También ayudará enfocarte en un evento futuro que te emocione.

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Se desconectan

Tomarse ratos libres es esencial para mantener el estrés bajo control. Cuando estás disponible para tu trabajo 24/7 te expones a un bombardeo constante de estresores. Desconectarte e incluso –¡gulp!– apagar tu celular le proporcionará a tu cuerpo un descanso. Diversos estudios han demostrado que algo tan simple como dejar de revisar los correos electrónicos puede reducir los niveles de estrés. Designa bloques de tiempo en los que cortes el cordón umbilical que te une a tu trabajo. ¡Te sorprenderás de lo refrescantes que serán estas pausas!

Moderan su consumo de café

Beber cafeína provoca la liberación de adrenalina. La adrenalina es el origen de un mecanismo de supervivencia que favorece una respuesta rápida sobre el pensamiento racional. Esto es genial cuando un oso te persigue, pero no tanto cuando estás respondiendo un correo electrónico. Cuando la cafeína pone a tu cerebro y cuerpo en un estado sobreexcitado, tus emociones invaden tus comportamientos. El estrés que genera la cafeína está lejos de ser intermitente.

Duermen

El sueño juega un papel fundamental al aumentar tu inteligencia emocional y gestionar tus niveles de estrés. Cuando duermes tu cerebro literalmente se recarga, repasando las memorias del día y almacenándolas o deshaciéndose de ellas para que te despiertes alerta y con la mente lúcida. Por otra parte, la falta de sueño aumenta los niveles de la hormona del estrés, incluso sin necesidad de que exista un factor estresante. Los proyectos estresantes pueden hacerte sentir que no tienes tiempo para dormir, pero tomarte el tiempo necesario para tener un sueño profundo te permitirá tener las cosas bajo control.

Fuente: soyentrepreneur.com