No basta con tener una buena idea para garantizar un negocio sumamente exitoso. El emprendedor tiene que enfrentarse a una serie de retos para los cuales necesita también tener capacidades que van más allá de lo académico: paciencia, perseverancia y sacrificio.

Gwendolyn Sánchez, coordinadora del Sistema de Incubación de Empresas CIDE – PUCP, explica así que la ‘incubadora’ del Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor busca incorporar en su programa a emprendedores “que tengan una idea de negocio con una visión global, potencial de innovación y ganas de emprender”.

Para garantizar que la idea concebida en la mente del emprendedor no solo sea un “chispazo”, el proceso de captación previo al sistema de incubación exige elaborar un modelo de negocio e identificar los factores críticos de éxito. El propósito es que quienes aspiren a formar parte del programa “detecten esos factores para que les ayude a aterrizar cómo está esa idea”, precisa en declaraciones al diario gestión.

Luego de eso, “los postulantes hacen una sustentación en lo que es modelo de negocio frente a un jurado, se les evalúa y después pasan a una entrevista, donde justamente evaluamos el proceso que se ha dado. Entonces, seleccionamos a 10 empresas con las que podemos trabajar en el siguiente año”, relata Sánchez.

“Evaluamos al emprendedor porque tiene que ser apasionado con su idea, enamorarse de ella. Sin ese ingrediente no la va a poder realizar con éxito”, sentencia la especialista en ‘incubación’.

El proceso de incubación de empresas dura alrededor de 3 años, conforme a la evolución de cada negocio. Los emprendedores reciben, en esa línea, capacitación permanente en gestión empresarial, asesoramiento en la elaboración de planes de negocio, temas financieros, legales, marketing, ventas y contabilidad.