A continuación, te presentamos algunos hábitos fáciles de aplicar antes, durante y después del trabajo.

1. Mide bien tu tiempo. El levantarse tarde e ir en contra del reloj puede ser un gran factor de estrés.

2. Repasa tus tareas del día. Haz un análisis rápido de tus responsabilidades diarias, asegurándote de llevar todo lo necesario, de este modo serás más eficiente y optimizarás tu tiempo.

3. Planea tus tareas. Jerarquiza las prioridades de tus labores. Sabemos que tienes muchas cosas por hacer; sin embargo, organizar te ayudará a trabajar de manera sistemática.

4. Deja un tiempo para pensar. Al sentirte ahogado por las numerosas tareas a entregar, son muchas las veces que las llevamos a cabo sin darle la precisa atención a cada una de ellas, presentando errores en las mismas.

5. Toma un descanso. El trabajar horas sin parar, disminuirá tu capacidad de concentración y retención. Un simple ejercicio de estiramiento, levantarte y caminar por la oficina reduce tu cansancio mental y nivel de estrés.

6. Organiza tu lugar de trabajo. Inconscientemente nuestro lugar y ambiente de trabajo influye de gran manera en nuestra estabilidad mental. Organiza tu área de trabajo para identificar y ubicar fácilmente lo requerido

7. Evita distracciones. Evita atender asuntos personales en horas de trabajo, dedícale el tiempo necesario a los temas laborales para una mayor eficacia.

8. Desconéctate del trabajo. Que el trabajo no afecte tu estilo de vida, reserva un tiempo para ti. Si has decidido pedir días de vacaciones, disfrútalos al máximo, deja tus tareas cubiertas con antelación y olvídate en la medida posible de la tensión laboral.

Fuente: Plusempresarial.com