La tarea, por decirlo así, de ser padre además de admirable provee muchas satisfacciones. Pero también es una ocupación realmente compleja y bastante difícil, indica en una entrevista a Peru.com la psicoterapeuta Carmen González.

Desempeñarse como padre es algo que se aprende día a día. El vínculo con el niño empieza a forjarse gracias a ese contacto diario. Por ello, el papel del padre es bastante complejo; no tiene horarios ni conoce de períodos muy delimitados.

La otra cara de la moneda son aquellos padres que por múltiples motivos, no prestan la atención necesaria a sus hijos, o en el peor de los casos los han abandonado.

La reconocida doctora González, quien es presidenta de la Clínica de las Emociones, analiza estos temas en la figura del padre por estos tiempos; así como la relación de este con sus descendientes, poniendo mayor énfasis en el vínculo padre – hija.

¿Cuál es la importancia de la relación padre – hijo/hija por estos tiempos?

La primera relación del niño es con la figura materna; sin embargo, la relación con el padre es de sustancial importancia. Por ejemplo, no conozco ningún caso de gente que va a buscar algún destino al extranjero que haya tenido un padre amoroso y productivo. O sea es como que el padre te muestra el camino de la puerta de la calle para afuera. Pese a que las mujeres ahora trabajamos también, pero está internalizado en el inconsciente que el padre te muestra lo que puedes hacer: el trabajo, la productividad. Y entonces la ausencia o presencia del padre marca la vida de los hijos.

¿Cómo se da este proceso de fortalecimiento del vínculo con el padre?

Para las mujeres es sumamente importante el vínculo con el padre. El padre es el primer varón, el primer macho de la vida de una niña y nosotros como somos mamíferos nos enamoramos del padre. De dos a cinco años, las niñas comprendemos que no es posible en los seres humanos tener vínculo sexual con el padre y nos resignamos a que el padre no puede ser nuestra pareja, pero esto requiere de un proceso, porque cuando somos pequeñas, no comprendemos eso, somos mamíferas que rivalizamos con la madre y queremos al padre.

¿Qué hay detrás de las historias de aquellas hijas que aseguran no haber tenido un buen padre?

El drama muchas veces surge cuando el padre por su propia forma de crianza que ha tenido no es afectuoso con las hijas. Entonces, las niñas lo toman como que el padre no las ama. Existen casos donde el padre está muy unido a la madre por vínculos de dependencia emocional. Y entonces la esposa no le da espacio para la paternidad. Y las niñas que no saben que el padre tiene una dependencia de la mujer, como si fuera su propia madre, sienten que el padre es inalcanzable. Las niñas que son las segundas hijas mujeres sienten que la primera es la preferida. Y entonces sufren intensamente. Hay niñas que son las primeras y viene la segunda más estudiosa y hace mecanismos para ganarse al padre.

¿Por qué es comprender importante esto último?

Porque la forma en cómo el padre va a tratar a la hija va a hacer que sea el cimiento y la raíz para que ella pueda vincularse a la pareja.

Allí puede esta la explicación sobre por qué las mujeres escogen a determinada pareja…

Existen montones de mujeres en esta sociedad donde tantos padres que abandonan. Inconscientemente estas buscan al padre en hombres que también las van a abandonar. Muchas chicas que han sido las segundas hijas mujeres han sentido que el padre ha amado a la hermana mayor. Cuando somos niños nos sentimos polarizados y ‘si quiere a mi hermana mayor, pienso que a mí no quieren nada’. Lo que no es verdad, pero es una percepción de ellas. Entonces ellas van a buscar hombres que no van a saber dar amor. Por ello, ellas van a seguir sufriendo.

¿Qué hacer para salir de ese círculo conflictivo?

Lo que tenemos que saber y es fundamental es que no hay problemas nuevos, no hay conflictos emocionales nuevos ni en la adolescencia ni en la pareja. La pareja no produce emociones nuevas sino que te revive la infancia y como cada uno busca lo que conoce. En el alma hay una ley donde tu buscas lo que tuviste. Por lo tanto, si no tuviste padre vas a buscar un hombre que te abandone o vas a tolerarle todo, porque vas a creer que así ya no vas a seguir sufriendo y finalmente vas a sufrir como si estuvieras huérfana.

¿Entonces qué solución queda a la vista?, ¿cómo sanar esa herida?

Entonces hay que reconciliarse con el padre. Hay padres que solo han engendrado y se han marchado. También hay que reconciliarse con ello. Lo que tenemos que entender los seres humanos es que no hay padre bueno ni malo. Cada uno da lo que puede y si hubiésemos estado en el pellejo de ellos habríamos sido iguales. No es mérito que yo sea mejor que mi padre; es que tuve más y mejores insumos emocionales.

¿Qué sucede en el caso de aquellas personas que niegan la existencia de la figura paterna?

Allí existe un mecanismo de negación terrible. Lo que creo es que lo que más daño hace a un niño o una niña es la falta. Si es que el padre se marchó y ya no vino nunca más, yo (como madre) tengo que decirle ‘mira tu papa quiso tenerte, sin embargo, él se porta como un niño olvidadizo y no hace su tarea de padre. Y comprendo hijo o hija la rabia que te debe dar’. Cuando la madre ayuda a que el hijo vea su cólera porque el padre no está, esa rabia sale y no se mete dentro como una espina que daña el corazón.

Qué pasa si un hijo no puede reconciliarse con su padre?

El problema es que si yo no me reconcilio con mi padre porque me ha dado la vida y no me doy cuenta que me dio lo que pudo, voy a estar siempre con ese resentimiento y muchísimas veces repiten. Mucha gente en esta sociedad ha sido abandonada por el padre y ellos dicen que no abandonan. Pero finalmente, no hacen una buena pareja y los chicos son tan solos como ellos se sentían cuando eran pequeños.

¿A qué se debe que existan hijos y padres que no puedan demostrarse afecto?

Cuando uno madura, uno comprende que el padre da lo que puede. Hay padres que no saben dar afecto físico. ¿Por qué? Porque muchas veces quisieron recibir el afecto físico y no se lo dieron. Entonces ya no quieren ni recordar porque abrazar a un niño, a su hijo, inconscientemente le recuerda, pero a nivel inconsciente que ellos quisieron: una abrazo, pero no lo tuvieron. Acá hay mucha gente que dice: ‘mi papá trabajaba, pero no me dio amor’. Trabajar, dar la vida y envejecer trabajando es bastante. Uno tiene que agradecer hasta solo la vida porque es muchísimo y simplemente saber que estamos en este mundo para mejorar a nuestros antepasados. Acá hay dos maneras. O ves tu pasado para ver qué cosas tienes que rescatar y dejar lo feo de lado, o te quedas mirando para atrás en el reclamo permanente.

Por: Aurora Caruajulca (@acaruajulca)