Luego de las batallas políticas en el Congreso, muchos terminan fastidiados o resentidos, pero Alberto no pierde el buen humor. En casa está a punto de iniciarse un nuevo pleno, con protagonistas más divertidos, sus pequeños hijos, que promueven debates imperdibles y recuerdan inolvidables anécdotas.

No es fácil ser abogado y periodista, tampoco político y futbolero, pues son cuatro pasiones que vibran en una misma persona. No es fácil, pero Alberto Ismael lo disfruta como un niño de 49 años.

Beingolea es un especialista en derecho penal, un amante y bailarín de la buena sala, pero sobre todo es un papá engreidor que “todo el día se pasa haciendo bromas en casa”. “Siempre tiene una sonrisa para darnos”, dice Charito, una de las hijas del congresista.

Charito es la segunda de los 8 hermanos, quienes han heredado el gusto por el futbol y por el ajedrez del papá Beingolea y él a su vez de su padre. El legislador también les ha inculcado a sus hijos el amor por el estudio, la lectura y el valor de compartir momentos juntos.

-¿Cómo es el papá Beingolea?

-Yo soy normalmente muy permisivo con mis hijos, me gusta dejarlos ser, pero entiendo que en una casa es imposible que haya 10 voluntades, entonces ahí yo admito que la disciplina que suele poner mi esposa es muy importante para la convivencia.

Como todo padre el congresista lamenta no poder reunirse más tiempo con sus hijos, sobre todo con los menores, quienes duermen muchos antes de que termine la agenda parlamentaria.

“Yo hago fiesta cuando puedo estar en la casa a las 07:00pm porque llego a la hora que van a cenar”, cuenta el parlamentario. “Ese si es un momento espectacular, un momento esplendido porque son muy divertidos y no paran de reírse”, prosigue.

Finalmente hace una comparación de los cambios en su vida. “Cuando yo era periodista (mis hijos) no veían casi nunca porque trabajaba muchísimo en la tele, ahora que soy congresista no ven nunca”.

Sin embargo, el papa Beingolea siempre hace un esfuerzo para motivar a sus hijos. En las noches pasa por el cuarto de los pequeños o en las mañanas trata de interactuar con ellos.

Beingolea es el engreído cuando llega temprano a casa. Su esposa, la señora Charo, le prepara algo para la cena, se sientan todos juntos a comer y ver uno de los programas con el que no paran de reír: Al Fondo Hay Sitio. “Es uno de los momentos más bonitos del día”, cuenta Charito, la hija de 26 años.

¿Cómo celebran el día del padre?

“Lo que es infaltable el día del padre es que ellos me despiertan”, recuerda Beingolea. Luego desayunan juntos y arman planes. Este domingo será especial, pues por primera vez coincide con el cumpleaños de la pequeña María Isabel de 6 años, la última de todos los Beingolea.

El congresista reconoce que es complicado juntar la agenda de 10 personas, pero en esta fecha hacen un esfuerzo. ¿Alguna anécdota? él recuerda uno de sus viajes a Disney como uno de los paseos inolvidables junto a sus engreídos.

El legislador también festeja el tercer domingo de junio junto a su papá, con quien tiene una relación magnifica pues casi a diario se comunica con él. “El Día del Padre lo tengo que ver de todas maneras. Normalmente procuro almorzar con él”, comenta.

Los Beingolea

El congresista es la inspiración de sus hijos. Alberto, el mayor de todos, ya trabajaba en un diario local. Charito se inscribió en el PPC y busca ser regidora en San Isidro. Ella sueña con que algún día su papá sea el presidente del partido y porque no, dice, podría ser un candidato presidencial.

¿Cuál sería el principal valor de esta familia? El parlamentario está orgulloso de que entre sus hijos haya mucho amor, trabajo, responsabilidad y mucho compañerismo. A pesar de que los 8 no comparten un vínculo un sanguíneo, los une un lazo fraternal muy fuerte.

Por Wilmer Crespo (@Wilmerik)