"Vivimos en una sociedad donde el morbo es lo que sostiene las relaciones", señaló la especialista. (Foto: Pexel)
"Vivimos en una sociedad donde el morbo es lo que sostiene las relaciones", señaló la especialista. (Foto: Pexel)

La televisión nacional e internacional tienen polémicos programas dedicados a hablar sobre la vida privada de los artistas. Si bien presentan parte de lo que hacen en sus carreras profesionales, lo que más llama la atención del público es cuando esos programas tocan temas personales.

Según Sandra Chafloque Chávez, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad César Vallejo (UCV), este tipo de contenido suele atraer a tantos espectadores por el morbo que genera. Pero no solo se puede ver la vida personal de los artistas en televisión sino sus rivalidades como los que protagonizan Magaly Medina y Gisela Varlcárcel.

Los peruanos tenemos costumbres que se han reforzado a lo largo del tiempo, como estar pendientes de la vida del otro. Esto, psicológicamente, viene de un perfil de escaso contenido de educación en la materia de lo prudente. Si bien es cierto, la curiosidad está adherida al ser humano desde pequeño, vivimos en una sociedad donde el morbo es lo que sostiene las relaciones, y el contenido visual es una condición a la que últimamente estamos poniendo atención la gran mayoría de seres humanos”, señaló la especialista.

Se trata de dos personajes estratégicamente mediáticos (Magaly Medina y Gisela Varlcárcel) que viven del escándalo. De eso se sostienen sus empresas. Además, son hábiles para aprovecharse, muchas veces, de la ignorancia o escasez cultural de la población”, agregó.

Consecuencias de entrometerse en la vida ajena

Muchos consideran que el entrometerse en la vida ajena solo afecta a uno de los involucrados, generalmente quien ha visto vulnerada su privacidad. Sin embargo, la especialista señala que los daños también se evidencian en quien se mete en la vida de terceros.

Definitivamente, hace daño al propio bienestar psicológico. Estar en un mundo paralelo, donde los recuerdos son ajenos y no hay vida propia, podría considerarse una enfermedad. En muchas ocasiones esto ocurre por tener la autoestima deteriorada y estar en un mundo totalmente distraído de lo que verdaderamente importa”, aseveró la Dra. Chafloque.

La catedrática consideró que se puede decir que el peruano promedio es “chismoso” y que ello viene de una influencia transgeneracional: costumbres arraigadas que se crean desde el automatismo y que luego se convierten en un estilo de vida.

Vivimos atrapados en un sistema en donde, para estar presentes, necesitamos estar pendientes de lo que hacen los demás. Esto, con la escasa preparación para el crecimiento personal, se seguirá heredando de generación en generación reafirmando la cultura del conflicto, que es el objetivo de los grandes empresarios que lucran con la ignorancia de un pueblo”, concluyó la docente de la UCV.


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