La teoría dice que solo se pueden llevar los artículos de higiene y quizás, el lapicero (publicidad leve pero gratis). La realidad dice que el huésped se lleva todo lo que puede sin sonrojarse. Y el límite del sonrojo es muy amplio. Todos tenemos un cleptómano dentro más o menos reprimido y el hotel es su campo de juegos.

SÍ SE PUEDE

- Los artículos de higiene: el hotel cuenta con ello. Pero, ¿dónde está el límite? Si dormimos cuatro noches ¿puedo guardarme cada noche cinco shampoos y cuatro jabones? El límite lo marca el sentido común y el tamaño de la maleta.

- El lapicero y el bloc de notas: todo aquello que sea pequeño y tenga el logo del hotel. Se puede y hasta se debe. Así haremos marca. Hay hoteles que cuidan con esmero la papelería.

- Los bombones que colocan en la almohada, cuando preparan la habitación para el sueño. También la fruta o los frutos secos. Se pueden comer.

- La botella de agua. Depende. Si lo indica con claridad sí. Si no, nos pueden exigir pagarlo a la salida. Como regla general, todo lo que lleva delante las palabras complimentary, gratis o free.

- Bonus tracks. Hay hoteles que, generosos, ofrecen amenities extraordinarias que sí podemos llevarnos.

NO SE PUEDE

- Toallas. NO. Y ya. Sin discusión. En Holiday Inn realizaron un estudio en 2008 que mostraba que había desaparecido más de medio millón de toallas. Decidieron rentabilizar esto: por cada huésped que contara online que se había llevado uno donarían 1 dólar a una ONG. Se llamó el “Día de la Amnistía Toallera”.

- Batas. Son los primos de las toallas y tampoco. Ni siquiera esos aterciopelados y de la talla apropiada que hay en hoteles 5 estrellas.

Con información de Traveler.es