Mientras que un islote tiene una solitaria villa, el otro está inhabitado. Un pequeño puente conecta las dos islas, que están separadas por unos pocos metros.

La isla puede parecer como una escapada perfecta, sin embargo, los lugareños creen que la isla está maldita. Averigüen porqué.

Una serie de desgracias ocurrieron en la isla, cuando el entonces propietario, un suizo llamado Hans Braun, fue encontrado muerto y envuelto en una manta. Poco después, su esposa se ahogó en el mar. El próximo propietario de la villa fue el alemán Otto Grunback, que murió de un ataque al corazón, mientras estaba en la isla. Un destino similar corrió el industrial farmacéutico Maurice-Yves Sandoz, que se suicidó en un hospital psiquiátrico en Suiza.

Su posterior propietario, un industrial de acero alemán, el barón Karl Paul Langheim, fue arrastrado a la ruina económica por llevar una vida silvestre.

Estas historias no detienen a los cientos de turistas que visitan el lugar.

Fuente: viralnova.com