En España, el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en la provincia de Jaén, es algo más que naturaleza en estado puro, son también los campos de olivares de donde se extrae las aceitunas para hacer el aceite de la sierra de Cazorla y las huellas de la cultura íbera, romana o árabe que no podemos dejar de visitar.

Con más 214.000 hectáreas de extensión, la zona natural de Cazorla representa una quinta parte de la provincia de Jaén. Este pulmón verde permite ver en todo su esplendor cómo la orografía se pliega y encrespa. Para llegar al pueblo que da nombre al parque hay que atravesar una campiña ancha, alomada y ondulante donde crecen los olivos, ordenados en filas como un ejército inofensivo.

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Cazorla invita a paladear uno de los más venerados aceites españoles, al tiempo que permite conocer paisajes de extraordinaria belleza natural y un patrimonio monumental imperecedero. No es de extrañar que haya sido declarado Conjunto Histórico-Artístico, el pueblo se esparce blanco a los pies de la peña de Los Halcones y del medieval Castillo de la Yedra, atalaya fronteriza del reino de Granada.

En el barrio histórico, de calles empinadas, se mantienen como testigos del paso del tiempo las ruinas de Santa María, un templo renacentista diseñado a mediados del siglo XVI por el arquitecto Andrés de Vandelvira y destruido por los franceses durante la Guerra de la Independencia. A su lado se encuentra el castillo llamado Pilar de Carlos V y enfrente, el Centro de Información de la Naturaleza. También debemos conducir nuestros pasos hasta la plaza de la Corredera, donde asoman el Ayuntamiento, ubicado en el antiguo monasterio de los Padres Mercedarios, y el Teatro Municipal.

Fuente: ABC.