Al viajar a un lugar muy lejano, todos alguna vez hemos sentido los efectos del cambio de horario, más conocidos como el “Jet Lag”. Científicamente, este mal se define como la descompensación horaria, disritmia circadiana o síndrome de los husos horarios.

Nuestro reloj interno comienza a fallar y la sensación que más nos afecta es el cansancio y la dificultad de conciliar el sueño; o por lo menos, dormir en las horas normales en el lugar al que nos hemos desplazado. Entre los consejos que recomendamos, se encuentran:

1. Antes del viaje: Realiza ejercicio físico y mantén una buena dieta. Una mejor condición física reducirá los síntomas del cambio de horario. Puedes “entrenar” a tu organismo acostumbrándolo; es decir, comenzando nuestras rutinas diarias unas horas antes simulando el horario en el que luego nos encontraremos.

2. Durante el viaje: Bebe abundante agua y evita la deshidratación. No ingieras ni bebidas alcohólicas ni café. Busca horarios de vuelo que te permitan dormir durante el trayecto del viaje.

3. Después del viaje: Deberíamos intentar adaptarnos de inmediato al horario, sobre todo referente a las comidas. Evitarlo es lo más dañino. Acopla tu organismo lo más rápido posible para que asimile el horario en los próximos días.

Fuente: vacunasyviajes.es